Ayúdame a comprender. Organiza mi mundo y
facilítame que anticipe lo que va a suceder. Dame orden, estructura, y no caos.
-No te angusties conmigo, porque me angustio.
Respeta mi ritmo. Siempre podrás relacionarte conmigo si comprendes mis
necesidades y mi modo especial de entender la realidad.
- No te deprimas, lo normal es que avance y me
desarrolle cada vez más.
-No me hables demasiado, ni demasiado deprisa.
Las palabras son "aire" que no pesa para tí, pero pueden ser una
carga muy pesada para mí. Muchas veces no son la mejor manera de relacionarte
conmigo.
-Como otros niños, como otros adultos,
necesito compartir el placer y me gusta hacer las cosas bien, aunque no siempre
lo consiga.
-Hazme saber, de algún modo, cuando he hecho
las cosas bien y ayúdame a hacerlas sin fallos. Cuando tengo demasiados fallos
me sucede lo que a tí: me irrito y termino por negarme a hacer las cosas.
-Necesito más orden del que tú necesitas, más
predictibilidad en el medio que la que tú requieres. Tenemos que negociar mis
rituales para convivir.
-Me resulta difícil comprender el sentido de
muchas de las cosas que me piden que haga. Ayúdame a entenderlo. Trata de
pedirme cosas que puedan tener un sentido concreto y descifrable para mí. No
permitas que me aburra o permanezca inactivo.
-No me invadas excesivamente. A veces, las
personas sois demasiado imprevisibles, demasiado ruidosas, demasiado
estimulantes.
-Respeta las distancias que necesito, pero sin
dejarme solo.
-Lo que hago no es contra tí. Cuando tengo una
rabieta o me golpeo, si destruyo algo o me muevo en exceso, cuando me es
difícil atender o hacer lo que me pides, no estoy tratando de hacerte daño. Ya
que tengo un problema de intenciones, no me atribuyas malas intenciones!
-Mi desarrollo no es absurdo, aunque no sea
fácil de entender. Tiene su propia lógica y muchas de las conductas que llamáis
"alteradas" son formas de enfrentar el mundo desde mi especial forma
de ser y percibir. Haz un esfuerzo por comprenderme.
-Las otras personas sois demasiado
complicadas. Mi mundo no es complejo y cerrado, sino simple. Aunque te parezca
extraño lo que te digo, mi mundo es tan abierto, tan sin tapujos ni mentiras,
tan ingenuamente expuesto a los demás, que resulta difícil penetrar en él. No
vivo en una "fortaleza vacía", sino en una llanura tan abierta que
puede parecer inaccesible. Tengo mucha menos complicación que las personas que
os consideráis normales.
-No me pidas siempre las mismas cosas ni me
exijas las mismas rutinas. No tienes que hacerte tú autista para ayudarme. El
autista soy yo, no tú!
-No sólo soy autista. También soy un niño, un
adolescente, o un adulto. Comparto muchas cosas de los niños, adolescentes o
adultos a los que llamáis "normales". Me gusta jugar y divertirme,
quiero a mis padres y a las personas cercanas, me siento satisfecho cuando hago
las cosas bien. Es más lo que compartimos que lo que nos separa.
-Merece la pena vivir conmigo. Puedo darte
tantas satisfacciones como otras personas, aunque no sean las mismas. Puede
llegar un momento en tu vida en que yo, que soy autista, sea tu mayor y mejor
compañía.
-No me agredas químicamente. Si te han dicho que
tengo que tomar una medicación, procura que sea revisada periódicamente por el
especialista.
-Ni mis padres ni yo tenemos la culpa de lo
que me pasa. Tampoco la tienen los profesionales que me ayudan. No sirve de
nada que os culpéis unos a otros. A veces, mis reacciones y conductas pueden
ser difíciles de comprender o afrontar, pero no es por culpa de nadie.
-La idea de "culpa" no produce más
que sufrimiento en relación con mi problema.
-No me pidas constantemente cosas por encima
de lo que soy capaz de hacer. Pero pídeme lo que puedo hacer. Dame ayuda para
ser más autónomo, para comprender mejor, pero no me des ayuda de más.
-No tienes que cambiar completamente tu vida
por el hecho de vivir con una persona autista. A mí no me sirve de nada que tú
estés mal, que te encierres y te deprimas. Necesito estabilidad y bienestar
emocional a mi alrededor para estar mejor. Piensa que tu pareja tampoco tiene
culpa de lo que me pasa.
-Ayúdame con naturalidad, sin convertirlo en
una obsesión. Para poder ayudarme, tienes que tener tus momentos en que reposas
o te dedicas a tus propias actividades. Acércate a mí, no te vayas, pero no te
sientas como sometido a un peso insoportable. En mi vida, he tenido momentos
malos, pero puedo estar cada vez mejor.
-Acéptame como soy. No condiciones tu
aceptación a que deje de ser autista. Sé optimista sin hacerte
"novelas". Mi situación normalmente mejora, aunque por ahora no tenga
curación.
-Aunque me sea difícil comunicarme o no
comprenda las sutilezas sociales, tengo incluso algunas ventajas en comparación
con los que os decís "normales". Me cuesta comunicarme, pero no suelo
engañar. No comprendo las sutilezas sociales, pero tampoco participo de las
dobles intenciones o los sentimientos peligrosos tan frecuentes en la vida social.
Mi vida puede ser satisfactoria si es simple, ordenada y tranquila. Si no se me
pide constantemente y sólo aquello que más me cuesta. Ser autista es un modo de
ser, aunque no sea el normal.
-Mi vida como autista puede ser tan feliz y
satisfactoria como la tuya "normal". En esas vidas, podemos llegar a
encontrarnos y compartir muchas Experiencias.
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